Cada ser en este planeta demuestra en sus
estructuras físicas, mentales, espirituales y
sociales una evolución constante, necesaria para la supervivencia de su
especie, todos los días se debate una lucha eterna por la vida y la muerte en
todas partes y saber que a la puesta del sol el que se haya alimentado y echo
su labor de supervivencia, talvez pueda ver un nuevo amanecer.
A diferencia de las demás especies que
habitan nuestro planeta el Hombre, la mujer,
la humanidad somos portadores de una gran facción de la evolución, “El
Habla” la cual dio paso a la palabra y esta a su vez a la creación de signos y
símbolos hasta generar escrituras, lenguajes y literatura. Y es ahí donde
decimos que existió una civilización cuando este conjunto de seres humanos
desarrollaron una escritura y un leguaje para comunicarse y crecer como
sociedad.
La palabra por si sola está muerta, ausente
de todo significado y relevancia, es a través de los sentidos donde la mente le
da forma, color, sabor, aroma, conceptos, estructuras, valor, la
fuerza, el espíritu mismo para que a través de las cuerdas bucales, lengua, paladar y le da vida
a la palabra y es con ella donde impacta y mueve el sistema de creencias de
todos aquellos que son alcanzados y desean escuchar.
Es donde las opiniones se lazan y los
prejuicios comienzan, en donde la experiencia avanza dictaminando, ¿a dónde llegará este hombre con
aquel discurso?, y donde el criterio de todos aquellos en estructuras varias
dejan brotar una serie de reactivas respuestas. Y más preguntas. Y es así como
el poder de la palabra versa su juego en la mente y emociones de todos, es ahí
de quienes son doctos de verdades inamovibles el poder en sus palabras solo
deja silencio en los espectadores,
detonando procesos en la mentes de todos, impactando en sus forma de
alimentarse, su cultura, su educación, su administración, su política, su
entretenimiento, su yo interno y externo.
La
palabra es un arma, una herramienta, un recurso del cual hasta hoy solo el
humano en esta tierra tenemos el privilegio de usarla. Y poder en ella abarca
todo lo que lo rodea porque aun todo aquello que no tiene o usa palabras para
comunicarse o sobrevivir es juzgado por ellas.
Las palabras crean acuerdos y los rompen,
las palabras afianzan emociones o las dejan volar, las palabras enferman o
alivian, las palabras confunden o esclarecen , las palabras promueven o limitan,
las palabras son una grupo de letras capaces de crear ideas que nadie ni nada
podrá destruir.
Y aquí es a donde quiero llegar, la palabra
es poder y el bien versarlas te hace un hombre poderoso colocando un conjunto
de ideas para lograr un fin. Y aún más poderoso ser congruente con tus palabras
porque aquellos que una vez te escucharon decirlas y te ven oponiéndote a
ellas, caerás de su atención y serás dictaminado como mentiroso e incongruente.
La palabra genera decretos que se plasman
en el consiente y el subconsciente de ti mismo y de los demás, devengan ordenes
programables, para ejecutarse a través
de reacciones simultaneas donde sistemas de defensas mentales podrán o no
filtrar y así aquello que necesites se mostrara en la actitud y aptitud de aquellas
a quienes se les haya implantado esa idea, es necesario aclarar que las ideas
son eternas, al final el hombre mismo
sucumbe a sus mismas palabras una y otra vez.
En conclusión, EL poder de las palabras
sirve para crear nuestra realidad, destino, verdades mentiras, dios o dioses y
todo concepto que nos rodea desde que nacemos hasta que morimos.
Por ellos los invito todos a versarse en
las palabras a través de la literatura de quien más prefieras con tal de
adquirir y pulir este bello don de la evolución y puedas atraer a tu vida
aquello de deseas por para su bienestar o su aprendizaje.
Por ello les dejo este ejercicio del poder
de la palabra, un decreto poderoso tomado del libro de oro de Saint Germain:
“Yo soy el yo soy, yo soy la puerta abierta
que ningún hombre puede cerrar, yo soy la luz, la razón y el amor universal, la
abundancia, la riqueza y la plenitud yo soy dios.”
H:.M:.Horus